Al norte de Guatemala, lindando ya con México, se encuentra uno de los espacios naturales más importantes del país y de toda Centroamérica, la Reserva de la Biosfera Maya. Una extensión de selva inmensa, de las más grandes del mundo, que alberga también sorpresas muy especiales como Tikal, esa antigua ciudad maya aparentemente perdida pero descubierta décadas atrás, que sirve como reclamo para el Parque Nacional Tikal, dentro de la propia reserva. Esta zona se ha convertido en muy popular en los últimos tiempos y son miles los turísticas que quieren conocer a fondo los secretos de esta antigua ciudad maya, rodeada de selva, y que es considerada hoy por hoy como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Se trata de un viaje casi de aventuras, a la antigua usanza, y es que la zona mantiene dentro de lo posible su aspecto natural, con la selva guatemalteca inundándolo casi todo.
Aun así, la visita a esta zona se ha convertido en uno de los reclamos turísticos más importantes del país. Tanto por visitantes propios como por los que vienen desde México, en la provincia de Yucatán, que está justo por encima de este enclave. Son muchos los secretos que aguardan en Tikal, donde podremos conocer de primera mano cómo era la vida de aquellas culturas antiquísimas que gobernaron en la zona antes de la llegada de los españoles. La visita a Tikal es indispensable si estamos en la zona, porque se trata de una de las ciudades mayas mejor conservadas, después de su restauración, claro está. Aquí te vamos a dar mucha información y consejos para que no te pierdas este enclave mágico y especial en Guatemala.
La zona en la antigüedad
La extensión del parque llega casi a las 60.000 hectáreas, y es por ello que hay que ir siempre con una persona guiando nuestro camino porque es muy fácil perderse en esta selva tan profunda, aparte de tener que enfrentarnos a la fauna habitual de lugar. La zona fue descubierta a mitad del siglo XX, con especial atención por supuesto a la antigua ciudad de Tikal, que se encontraba escondida en el mismísimo corazón del parque natural. Se trata de la ciudad más grande jamás hallada dentro del periodo clásico de los mayas, el de mayor esplendor de esta civilización, que llegó hasta el siglo X d.C. La ciudad se restauró en la década de los 60 y 70 y se convirtió pronto en un lugar de referencia para los historiadores y antropólogos interesados en esta civilización.
La zona está plagada de vegetación, como una selva tropical, que debido al clima se va secando o recibiendo muchas lluvias, dependiendo en la estación del año que estemos. La flor es abundante, desde árboles grandes hasta flores y arbustos más pequeños, y existen rutas especiales que nos dan a conocer todo este terreno a través de paseos por los senderos más recónditos del parque. Naturaleza en estado puro es lo que vamos a encontrar por aquí, en uno de esos lugares que pensábamos que ya no existían en pleno siglo XXI, dada la manía del ser humano de cargárselo todo. Es como entrar en otro mundo, y más cuando llegamos al epicentro del parque, la antigua ciudad de Tikal.
Qué puedes encontrar en su interior
Además de pasear por los senderos naturales y encontrar pequeños riachuelos y lagunas, así como mucha selva y vegetación hasta donde alcanza la vista, el punto más interesante de la visita a este lugar es la ciudad de Tikal, conformada por 1.600 hectáreas justo en el corazón del parque natural, y llena de lugares interesantísimos que visitar. La ciudad cuenta con una Gran Plaza Central que da acceso a varios de los templos más impresionantes del conjunto, como el Templo del Gran Jaguar o el Templo de la Luna, que son templos funerarios y se crearon hace 1.300 años en honor a los gobernantes de la ciudad, que serían enterrados aquí junto a sus familias al final de sus vidas. Los templos son los edificios más importantes del complejo, y hay varios de ellos.
El más alto es el templo de la Serpiente Bicéfala, con 70 metros de alto, un lugar que además se puede visitar para tener unas perspectivas increíbles de todo el complejo. Desde aquí también se pueden observar el conjunto de edificios que conforman el llamado Mundo Perdido, 36 en total, repartidos por una especie de barrio por el que podemos perdernos para conocer un poco más cómo era la vida en aquellos tiempos, a través de esta cultura. Volviendo a la Gran Plaza Central encontraremos uno de los lugares más antiguos del complejo, la Acrópolis, donde solían tener lugar los entierros comunes, que empezó a construirse en el siglo IV d.C.
Patrimonio de la humanidad
En el año 1979, el parque natural de Tikal fue nombrado como Patrimonio de la Humanidad, tanto por su valor medioambiental como cultural y monumental. Fueron dos décadas de restauración por parte de la Universidad de Pensylvania, encargada del descubrimiento y del proyecto, mano a mano con los mejores historiadores y restauradores locales. Tras todo ese proceso de lavado de cara, el sitio quedó en perfectas condiciones para poder ser visitado. El complejo cuenta con muchos de los edificios mayas mejor conservados del mundo, por lo que atrae mucho interés por parte de los turistas y todo aquel interesado en esta fascinante cultura que se perdió hace ya tantos siglos.
Cuándo es mejor visitar el Parque Nacional Tikal
La zona donde se encuentra este parque natural es tropical, por lo que da igual la época del año a la que vayamos, siempre hará mucho calor. Igualmente, es recomendable no ir en verano, cuando las temperaturas son más extremas, pero tampoco ir en la época de lluvia, porque nos puede caer un auténtico diluvio encima. Los meses de primavera suelen ser los más apetecibles para visitar este parque natural, sabiendo aun así que nos puede tocar un buen chaparrón, y que no podemos olvidarnos de una gorra o un sombrero y protección solar para evitar pasar un mal rato en nuestra visita tanto al parque como a las ruinas de Tikal.